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domingo, 18 de diciembre de 2016

El tratado de Tordesillas

Isabel, era la heredera al trono de Castilla y Fernando, el heredero del trono de Aragón y el rey de Sicilia, primos entre sí, decidieron casarse en 1469. Lo que provocaría la unión, en sus personas, de los reinos de Castilla y de Aragón. Las coronas de Castilla y de Portugal antes de esto, eran independientes y estaban unidas por lazos de parentesco. Este matrimonio puso fin a las buenas relaciones entre Portugal y Castilla, ya que el rey portugués Alfonso V aspiraba a casarse con Isabel y unir los reinos luso y castellano, un plan que había urdido junto con Enrique IV, rey de Castilla y hermanastro de Isabel.

Rota esta maquinación entre los dos monarcas, intentaron quitarle los derechos sucesorios a Isabel. Alfonso V de Portugal se casó con Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV. Pero esta unión, no fue aceptada por Isabel y en 1471 empezó una guerra civil en Castilla que duró ocho años. En 1479 se llegó a un acuerdo, Fernando e Isabel habían vencido a Alfonso V en las batallas de Toro y Albuera y Enrique IV de Castilla había muerto.

Se firmó el tratado de Alcaçovas en 1479, antecedente del de Tordesillas. Portugal reconocía legítimamente a Isabel como reina de Castilla a cambio de la navegabilidad del Atlántico por debajo de las islas Canarias, se delimitó por una línea horizontal entorno al paralelo veintiséis, y el predominio marítimo al norte de la línea para Castilla, con la excepción de Madeira y las Azores que aunque estuvieran al norte quedaban bajo el dominio portugués. Fue la primera vez que se delimitó el mar con fronteras marítimas.


Pero el equilibrio y la paz entre reinos conseguida con este acuerdo iba a romperse en pedazos con la entrada en escena de Cristóbal Colón. 

Los reyes ordenaron a Juan Rodríguez de Fonseca que se hiciera cargo de la coordinación económica, estratégica, geográfica y cartográfica del viaje. Juan era un hombre erudito y también con mucho carácter. Tuvo varios enfrentamientos con Colón, pero los dos se pusieron a cartografiar la zona.
En Febrero de 1494 terminada la carta náutica, es enviada a los Reyes Católicos que la reciben en Abril en Medina del Campo. Colón falseó el mapa y lo movió todo para que cuadrara a los intereses castellanos y no supusiera malentendidos con la línea del tratado de Alcaçovas. Sin embargo, lo que interesaba a João era no perder la navegación por el Atlántico sur, donde los portugueses llevaban más de setenta años en un proceso de buscar la India y las Islas de la Especias.

Es entonces cuando se negoció en Tordesillas, con embajadores de las dos partes, como dividirse el Atlántico. El acuerdo fue rápido, ya que Fernando tenía problemas en el Mediterráneo y João con su sucesión. El 7 de Junio de 1494, las dos delegaciones reunidas en Tordesillas, firmaron un acuerdo por el que se repartieron las áreas de influencia atlántica. Castilla recibió todo el nuevo mundo menos Brasil y Portugal la seguridad del monopolio en la ruta hacia Oriente y Brasil. El acuerdo se ratificó en Setúbal.

La carta náutica de Juan de la Cosa, en el año 1500, es la primera que representaba esta raya divisoria y los territorios conocidos de América. João II pidió que la línea no pasase a cien sino a trecientas setenta leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde. Esta petición tan singular del rey portugués da lugar a toda una serie de intrigas sobre si Portugal conocía la existencia de Brasil o que en esa zona había territorios.

Tras la firma las dos coronas acordaron mandar una comisión científica que verificara la línea del tratado. Pero era un trabajo imposible con los medios técnicos de la época y nunca se llegó a poner en marcha. Esto dejó abierto un problema para los monarcas futuros y sobre todo debido al viaje que realizó Fernando de Magallanes y la consideración del antimeridiano a finales del siglo XVI,  que se resolvió con el Tratado de Zaragoza en 1529. Pero en el siglo XV, Tordesillas sirvió para vivir en paz.

Gracias al tratado de Tordesillas, en Brasil se habla portugués y en casi toda Sudamérica castellano, las riquezas que revertieron estas tierras en las coronas europeas dieron para invertir en las guerras y en el arte. También se abrió una nueva forma de negociar los acuerdos sin llegar a la guerra, el dialogo.

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